Mamá, ¿quién es el responsable de mi mala educación?


Aguarda...

   Si me lo permiten…

   Series de televisión, programas de tertulia, de corazón, telenovelas, telediarios, e incluso dibujos animados indecorosos.

  ¿Nos hemos detenido un instante a evaluar el contenido educativo que esconde este tipo de emisiones? Lo penoso del asunto, es que estos desechos televisivos gocen de total impunidad llegando a ocupar, para mayor escarnio, gran parte del horario infantil. Los  usuarios no denunciamos a las cadenas, ni siquiera cambiamos de canal o apagamos el televisor puesto que entretiene y distrae a nuestros hijos, de tal modo, que no demandan nuestra atención y nos dejan tranquilos por un buen rato, ¡qué cómodo y sencillo resulta! ¿Verdad?

  Por lo que un servidor ha podido comprobar en la escuela, un elevado número de alumnos permanece asiduo durante largas temporadas a series televisivas que albergan personajes ficticios, de mal gusto, y vacíos tanto de principios como de valores éticos y cívicos, los cuales, deberían ser  propios del asentamiento de pilares fundamentales que nutren su desarrollo psicosocial. Más