Si me lo permiten…
Que percibimos numerosas preferencias continuas, tanto hacia el padre como a la madre por parte de un hijo en función del momento y circunstancia en la que estemos inmersos, es obvio. No podemos negar, que en ocasiones, nos aflora cierto anhelo si el pequeño se inclina por compartir experiencias y actividades hacia el progenitor contrario. Es entonces, cuando nos cuestionamos cuál es la explicación de tal desequilibrio selector.
Un niño que proclama a la madre “generadora de paz y calma durante la noche”, “regazo que proporciona comprensión y amor” y “árbol inagotable de alimento y canción”; aunque por otra parte, corona a su padre como “rey de los valiosos consejos”, “cuña que mantiene firmes los vaivenes de las destrezas deportivas” además de “compañero insaciable del juego y aventuras”, es simplemente, que consigue discernir entre ambos el amplio abanico de opciones que, por separado, satisfacen las necesidades más primarias que el ser humano como cualquier otro animal requiere. Evidentemente, lo anterior complementa en su conjunto y totalidad la formación integral del individuo, pudiendo llevar a cabo su misión como persona en sociedad.
Partiendo de un fundamento biológico y evolutivo, las madres, pertenezcan o no a la raza humana puesto que hembras son al fin y al cabo, desde tiempos remotos han proporcionado calor, alimento, lenguaje y ternura. No hay duda de que el tiempo compartido con ellas siempre fue directamente proporcional a la necesidad de alimento de la familia, viéndose obligado el varón a salir de su morada en busca de una buena tajada.
Por otro lado, los “cachorros” tendrían que recurrir a una voz impetuosa que instruyese y generara tal confianza en ellos mismos, que les hiciera correr por sus vasos sanguíneos un tonelaje de aptitud acorde con las inmensas y múltiples adversidades del día a día. ¿Quién podría ejercer esta función mejor que su propio padre?
Entiendo que en la actualidad, habiéndose equilibrado esta forma de complemento educativo hacia el niño (desde el punto de vista de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres), parezca razonable que no se cuestione a la ligera si existe o no disparidad entre ambos sexos, ya que de lo contrario podrían acusarle a uno de retrógrado. Pero para desconsuelo de algunos es cierto, y numerosas pruebas científicas así lo avalan. El hombre, desde su génesis intrauterina, recibe un aporte mucho mayor de una hormona llamada testosterona, y es la que determina el desarrollo físico y el comportamiento futuro.
En conclusión: el hombre viene programado para ser hombre, no porque lo diga yo, sino por la propia necesidad de supervivencia humana. Confirmamos del mismo modo, que los genes programan a la mujer con el objetivo de desarrollarse como tal y actuar en consecuencia. De tal forma, que ambos aglutinan en simbiosis una poderosa misión irrefutable: engendrar, alumbrar, alimentar, educar y proceder a “liberar” a un nuevo ser completo y capacitado para continuar desarrollándose de forma autónoma y proceder a ocluir un nuevo eslabón de la cadena humana.
Y ya saben: qué será mi hijo de mayor también depende de nuestra implicación.
Publicado por: Iñaki Fernández Suárez
Feb 13, 2013 @ 09:11:19
Las leonas son las que cazan para su manada. Las aves comparten tanto el incubar los huevos como el alimentar a los polluelos. Perros, gatos y otros mamíferos machos se desentienden de su prole y es la hembra la que los cuida, alimenta, les enseña a cazar y a valerse por si mimsos. Así, que no es tan cierto que el macho sale a buscar comida para la familia mientras la hembra se queda en el casa con las taeras del hogar.
¿Porqué las mujeres en España estudian carreras científicas mientras que no lo hacen en paises como Alemania? ¿Tendrá algo que ver la educación?
Si, somos diferentes, eso está claro, pero que la educación y lo que se espera de nosotros influye mucho más que los factores puramente genéticos.
Feb 13, 2013 @ 21:50:08
Hola Aracos, completamente de acuerdo con tu argumento en lo que respecta a que, todo depende de la especie animal a la que nos refiramos. Por supuesto que existen hembras «programadas» para incluso salir a buscar alimento, pero también existen aves que mientras la hembra deja temporalmente el nido, el macho incuba los huevos o proporciona calor a los polluelos.
Básicamente, en el artículo pretendo referirme al ser humano, sus ancestros y mamímeros que comparten una amplia similitud genética con nuestra especie.
Saludos y gracias por tu aportación.
Iñaki.
Feb 13, 2013 @ 09:53:32
Como decía Einstein : «Educación es lo que nos queda después de olvidar lo que se aprendió en la escuela», la educación abre puertas y puede con los factores
genéticos y sociales, tanto si eres el «macho» como la «hembra».
Así que estoy de acuerdo contigo aracos.
Feb 13, 2013 @ 21:29:30
Muy buena cita la de Einstein, aunque estarás de acuerdo conmigo en que en la era actual, tal y como se nos presentan los tiempos, una parte importante de la educación es aprendida en la escuela y no me refiero exclusivamente a contenidos, sino a «educación» en el sentido literal del concepto, por supuesto que con frecuencia (espero) compartido y consensuado con las familias de los alumnos.
Actualmente, los maestros ejercemos de educadores también, no solo de simples transmisores de conocimientos como hace unas cuantas décadas… es nuestro trabajo.
Agradezco tu comentario, no obstante yo actualizaría la cita al siglo XXI:
«Educación es lo que nos queda después de olvidar los contenidos puramente instrumentales de la escuela» o algo así… supongo.
Un saludo.
Iñaki.
Feb 14, 2013 @ 14:39:25
Hola Iñaki,estoy totalmente de acuerdo contigo, pero es una cita que me gusta y que comparto, aunque no sea del s.XXI.
Un saludo.