Papá, ¡te compro una hora de tu tiempo!


   Si me lo permiten…

  No es de extrañar que en la sociedad actual, en el marco que encierra prisas por y para todo, impaciencia perpetua, otorgar valor a lo meramente superficial y efímero, además de un sinfín de múltiples actuaciones humanas merecedoras de reflexión, hayamos dado un paso hacia el arriesgado abismo de la necesidad de consumo, el cual, únicamente nosotros mismos hemos generado.

  Pero, ¿de qué forma interfiere en el desarrollo infantil todo este entramado del despropósito de la posesión por la posesión sin fundamento férreo y de la fiebre por atender a prioridades que no guardan relación alguna con las necesidades de nuestros retoños? Más

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